Logística del frío. Cómo lograr un almacén refrigerado energéticamente eficiente (parte I)
Logística del frío. Cómo lograr un almacén refrigerado energéticamente eficiente (parte I)
La mayoría de los productos de alimentación de consumo diario necesitan refrigeración para asegurar su calidad y evitar problemas de salud.
Factores como el consumo en los hogares, las exportaciones e importaciones, y el aumento del comercio online de productos frescos, generan un incremento del volumen de productos que deben mantenerse a temperatura controlada.
Las operaciones logísticas de productos congelados y refrigerados, como en el sector de la alimentación o la industria farmacéutica, requieren procesos más exigentes y rigurosos que los productos que no necesitan estar almacenados a temperatura controlada. Ya que un tratamiento incorrecto en la operativa logística puede romper la cadena de frío. En productos de alimentación la rotura de la cadena de frío es fácilmente identificable, el deterioro del producto es visible. Sin embargo, en productos farmacéuticos como en el caso de las vacunas, este deterioro no es identificable y las consecuencias de su uso en mal estado son incalculables.
¿Qué es la cadena de frío?
La cadena de frío comprende una serie de actividades de producción, almacenamiento y distribución de productos refrigerados que mantienen la calidad de estos productos a través de unos procesos de temperatura controlada. Esta temperatura debe ser estable y regular desde la recolección o producción, hasta llegar al consumidor final.
La mayoría de los productos deben congelarse o refrigerarse en un intervalo de temperaturas: para productos congelados deberán ser inferiores a – 18 ºC y para refrigerados superiores a 0ºC.
Asimismo, también hay un tiempo máximo de almacenamiento según el tipo de producto y el ambiente de almacenaje:
Los almacenes frigoríficos se rigen por las siguientes normativas:
Real Decreto 3099/1977, del 8 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de Seguridad para Plantas e Instalaciones Frigoríficas.
Reglamentación técnico-sanitaria sobre condiciones generales de almacenamiento frigorífico de alimentos y productos alimentarios.
Puntos clave a tener en cuenta, previos al diseño de un almacén frigorífico:
En el diseño de almacenes frigoríficos prestaremos especial atención a los siguientes puntos. Que si bien aplican tanto a almacenes no refrigerados como refrigerados, para estos últimos su importancia es mayor debido al coste energético que conlleva el mantenimiento de este tipo de almacenes.
Determinar las necesidades de la instalación partiendo del tipo de carga a almacenar, ya que tendrá unas características físicas y de tratamiento determinadas.
Conocer el volumen de mercancía a almacenar para dimensionar las instalaciones y las cámaras frigoríficas.
Homogeneizar la carga y su recepción adaptándola a formatos que faciliten la accesibilidad: paletas, jaulas, sacos, etc.
Establecer los flujos de entrada y salida de la mercancía, para determinar las áreas de servicio y la capacidad de las cámaras frigoríficas.
Conocer la estacionalidad de la mercancía para predecir picos de compras y expediciones.
Equipamiento de un almacén frigorífico:
Cámaras:
Se definirán correctamente las dimensiones de las cámaras para el almacenaje del stock y la posibilidad de preparar los pedidos en ellas.
La Reglamentación técnico-sanitaria sobre condiciones generales de almacenamiento frigorífico de alimentos y productos alimentarios recoge los siguientes tipos de cámaras frigoríficas más habituales:
TIPOS DE CÁMARAS FRIGORÍFICAS MÁS HABITUALES
En las cámaras refrigeradas se instalarán losas convencionales con acabado rugoso y antipolvo para evitar caídas o deslizamientos, así como aislantes y losas térmicas con aireación para evitar que el pavimento se congele.
Sistemas de estanterías para almacenes refrigerados:
Cómo elegir el sistema de estanterías más adecuado para tu almacén frigorífico
El sistema de almacenaje es una parte indispensable de la propia cadena logística.
En función de las necesidades del cliente optaremos por un sistema u otro, siempre teniendo en cuenta que el sistema de estanterías debe:
Optimizar el espacio: optaremos por un sistema de almacenaje que nos permita lograr una capacidad de almacenamiento mayor para la misma superficie. De esta forma reduciremos el coste de refrigeración.
Las estanterías utilizadas en las instalaciones de frío son las mismas que para una instalación a temperatura ambiente, ya que son aptas para cualquier necesidad y situación. Sin embargo, si necesitamos que las estanterías resistan condiciones adversas como el óxido o la corrosión, podemos optar por estanterías con acabado galvanizado.
Facilidad de acceso a las unidades de carga. Al disminuir el tránsito en las zonas refrigeradas evitaremos el riesgo de condensación en el interior de las cámaras.
Evitar desplazamientos innecesarios de los operarios a bajas temperaturas. Trabajar a bajas temperaturas disminuye la productividad y aumenta el riesgo de sufrir accidentes.
Para el almacenaje en frío optaremos por sistemas que permitan una mayor compactación de la carga, así como sistemas automáticos o semiautomáticos para evitar la exposición a bajas temperaturas de los trabajadores del almacén. En este post te explicamos cuáles son los sistemas recomendados para el almacenaje en frío.
Equipos de manutención:
Elegiremos el equipo de manutención acorde a nuestro sistema de almacenaje. Pero además, en el caso de los almacenes frigoríficos debemos escoger equipos aptos para trabajar en ambientes fríos y a temperaturas extremas.
Si no optamos por un equipo específico para cámaras frigoríficas, el frío puede afectar a la batería, los componentes electrónicos y la carrocería del equipo de manutención.
Para este tipo de almacenes también existen cabinas totalmente cerradas y calefactadas para que los operarios se mantengan calientes en su interior y puedan alcanzar una mayor productividad trabajando a bajas temperaturas.
En los almacenes a temperatura – 0ºC no se puede trabajar con equipos de manutención con motor de gas o gasoil y las baterías tampoco se pueden cargar en las zonas con temperatura bajo 0.
Si queremos tener el punto de recarga de la carretilla dentro de la zona de la cámara frigorífica, optaremos por carretillas con batería de iones de litio. De esta forma podemos cargar la carretilla durante los descansos, evitamos el cambio de baterías y los problemas de condensación.
Otro punto a favor de las baterías de litio es que en ambientes fríos apenas pierden rendimiento, son más eficientes energéticamente y duran hasta 3 veces más que una batería de plomo-ácido.
IMPORTANTE: La batería de la carretilla. Las baterías de iones de litio (LI-ION) son las más idóneas para un ambiente frío ya que apenas pierden rendimiento a bajas temperaturas, y son el triple de duraderas, además de un 30% más eficientes energéticamente respecto a las baterías de plomo-ácido.
Cuidado medioambiental y ahorro energético del almacenaje frigorífico
Cada vez es mayor la sensibilidad por reducir el consumo energético y la responsabilidad de las empresas por contribuir al cuidado medioambiental.
Controlar estos factores puede ayudar a reducir el consumo de energía de tu almacén frigorífico:
Realizar un correcto diseño en planta de tu almacén frigorífico.
Instalar dispositivos de ahorro energético: En almacenes comunes de congelado y refrigerado, el consumo energético suele ser de 3,5 y 4kWh/m3/mes. Sin embargo, en aquellos que incorporan dispositivos de ahorro energético, el consumo se sitúa entre los 2,7 y 3kWh/m3/mes. Esto se traduce en un ahorro de más de un 20% de energía.
Prestar atención a la distribución de aire en el interior de la nave.
Asegurar un buen aislamiento sobre todo en paredes, suelos, techos y puertas, para asegurar que no haya pérdidas o ganancias de temperatura.
Instalar controles electrónicos de funcionamiento.
El uso del amoniaco como refrigerante permite reducir el consumo energético y no supone un mayor impacto en el medio ambiente que otros refrigerantes. La tendencia en el futuro será utilizar el CO2, considerado refrigerante ecológico.
Cada vez es mayor la sensibilidad por reducir el consumo energético y la responsabilidad de las empresas por contribuir al cuidado medioambiental. Por esta razón es habitual que las naves de última generación ya incorporen dispositivos de ahorro energético y cuidado medioambiental. En almacenes estándar de congelado y refrigerado, el consumo energético suele ser de 3,5 y 4kWh/m3/mes. Sin embargo, en aquellos que incorporan dispositivos de ahorro energético, el consumo se sitúa entre los 2,7 y 3kWh/m3/mes. Esto se traduce en un ahorro de un 20% de energía.
Elegir un proveedor experto en instalaciones frigoríficas es de suma importancia.
El diseño de la instalación debe tener en cuenta las necesidades del cliente, considerando el coste inicial de la inversión, la reducción del gasto energético que podemos alcanzar, así como el ahorro energético que obtendremos a lo largo de la vida útil del almacén frigorífico. Ya que el ahorro de costes y consumo energético es primordial para el sector del frío.
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